Navegando los desafíos de encontrar el socio adecuado
En una relación íntima, es posible que hayas experimentado la constante atención a tu pareja, queriendo darle el "mejor amor": "¿Qué quieres comer? ¿Tienes frío? ¿Quieres agua? ¡Cuidado al caminar!".k!"
Entras en un estado de casi perderte a ti mismo, entregándote completamente a la otra persona. Muchos estudios han encontrado que este sentimiento de "amor" tiene una vida útil limitada, generalmente de tres a seis meses porque se basa en la secreción de hormonas. Usualmente lo llamamos la etapa de enamoramiento del amor.
Durante esta etapa, podemos tener la premisa de que falta algo en nuestra vida, y esta persona nos lo puede dar.
Detrás de esto hay una "demanda" invisible, que se revela especialmente después de que ha pasado la etapa de enamoramiento del amor:
Si no me das la compañía que quiero, me alejaré de ti; Si no me amas como yo quiero, entonces te quitaré mi amor; Si no me das la atención que quiero, entonces retiraré mis expectativas de ti...
Muchos problemas en el matrimonio y las relaciones a menudo surgen de aquí. Una vez que la otra persona no puede darnos lo que queremos, nuestras expectativas no se cumplen y nos sentimos agraviados, enojados, nos quejamos, culpamos, perdemos la paciencia, lo que ejerce presión y carga sobre la relación, y también perdemos nuestro poder, haciendo la relación en un círculo vicioso.
Necesitamos empatía y cuidado por los sentimientos de los demás, pero lo que es más importante, armonía.
No es factible que una parte cuide siempre a la otra, porque esto es una regresión, al igual que los padres cuidan a los hijos, que no es una relación madura e íntima.
Por lo tanto, cuando nos sentimos no amados, incomprendidos y solos en una relación, es una señal de que debemos cuidarnos, escuchar nuestras propias necesidades y deseos, y satisfacer nuestras necesidades psicológicas en esta edad madura.
Si podemos hacer esto por nosotros mismos y devolver estas nuevas experiencias a la relación, veremos a nuestra pareja de manera más completa, veremos sus limitaciones, sus heridas y su soledad. En este punto, surge la compasión. Cuando entramos en la relación con compasión, vamos más allá del problema y nos tocamos más genuinamente y nos acercamos más.