La esencia del amor

      En las relaciones íntimas, si bien pueden activar nuestros miedos y desencadenar heridas pasadas, también presentan una oportunidad para reconectarnos con nosotros mismos, sanar nuestras heridas y recuperar nuestro poder.

      El amor no es un sustantivo abstracto; es una conexión viva y vibrante que se desarrolla a través de la apertura, la vulnerabilidad, la sanación y la reapertura de las relaciones.

      Y el verdadero amor es un verbo, un proceso de ayudarse mutuamente a avanzar hacia la madurez emocional.

      Si ya he aprendido a satisfacer mis propias necesidades internas, entonces, ¿para qué sirve una relación o una pareja? ¿Por qué debo entablar una relación?p?

      Elegir no entablar relaciones y suprimir nuestras necesidades es simplemente un patrón defensivo, un intento de evitar lastimarnos y retraernos internamente. Esta supresión de necesidades puede traer muchos problemas a nuestras vidas, como el cinismo, una mentalidad de víctima o vivir en una depresión silenciosa.

      Cuando iniciamos una relación, necesitamos abrir nuestros corazones, permitiendo que las experiencias tanto positivas como negativas toquen nuestros corazones tiernos, sensibles y fácilmente heridos. Abrir nuestros corazones también significa que las partes no realizadas y no sanadas de nosotros de diferentes etapas de la vida, donde experimentamos heridas, también nos acompañarán en la relación.

      Esta es la oportunidad perfecta para sanar y satisfacer nuestras propias necesidades.

      Cada uno de nosotros lleva varias heridas, no solo de experiencias personales sino también de nuestros padres, familiares y ancestros. Cuando entramos en relaciones, podemos experimentar heridas adicionales.

      Cuando estos anhelos y necesidades salen a la superficie, se convierte en nuestro momento de sanación. Si no nos responsabilizamos por ello y vivimos en una ilusión, esperando que la otra persona haga, sane y venda nuestras heridas, seguramente nos decepcionaremos. Esto conduce a un círculo vicioso en el que cerramos nuestros corazones una vez más, perdiendo la oportunidad de una autocuración óptima.

      ¿Existe una persona en el mundo de forma independiente o depende de otros??

      Ambas perspectivas tienen sus méritos. Una persona no puede ser completamente independiente, ni puede depender completamente de los demás. Necesitamos encontrar un dulce equilibrio entre la independencia y la intimidad, descubriendo el enfoque correcto.

      Si un lado siempre cuida del otro, conduce a la regresión y es insostenible. Se parece a los padres que cuidan a los niños, lo cual no es una relación íntima madura.

      El mayor significado de estar con alguien es ver las áreas en las que necesitamos crecer a través de ellas. Esta persona me hace más completa.

      En las relaciones íntimas, la experiencia de la intimidad surge de un equilibrio dinámico de dar y recibir entre unos y otros. Tengo la capacidad de cuidarme, y también puedo dar a la otra persona, que recibe. La otra persona tiene la capacidad de cuidarse a sí misma y también puede darme a mí. Este dulce equilibrio permite que la relación se profundice y fluya incesantemente.

Este es el proceso de subir en espiral.

      Como dijo Goethe, "Cuando las personas se encuentran de nuevo en los demás, comienzan a conocer su existencia". Cuando comenzamos a responsabilizarnos de nuestras propias necesidades y deseos, nos embarcamos en un camino hacia el amor maduro.

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